Trasgu, un negocio familiar con mucho «duende»
Familia Real, artistas, deportistas y empresarios son fieles a un proyecto que nació hace diez años.
El éxito de los negocios nunca está asegurado, pero la experiencia es un grado y las empresas familiares saben mucho de esto. Son claves en la economía española porque suponen el 90% del tejido empresarial, son responsables el 57,1% del valor añadido bruto del sector privado y generan el 67% del empleo del sector privado, equivalente a 6,58 millones de puestos de trabajo, frente a los 3,28 millones de empleos de las empresas no familiares, según los datos que maneja el Instituto de la Empresa Familiar.
Una de estas empresas es El Trasgu, un restaurante asturiano con mucho «duende» . El duende, menudo de apariencia humana, que se cuela en los hogares, y al que, según relata la leyenda asturiana, le gusta ayudar en las labores del hogar, también cocinar. Pero su comportamiento depende de si le caen en gracia las familias. Y en este caso parece que sí ha congeniado con la que gestiona este negocio emprendedor instalado en un chalet de piedra, de los de toda la vida, en la sierra norte de Madrid, en Torrelodones.
Tras más de 30 años dedicados a la hostelería y varios negocios de éxito, Eduardo Pozueco inauguró este establecimiento en 2007. Una década después se ha convertido en el punto de encuentro obligado de jugadores de fútbol, presentadores de televisión, modelos, actrices, políticos y miembros de la Familia Real. En su carta tiene un hueco privilegiado uno de los platos dedicados a un miembro de la realeza, los «huevos reales». Un entrante al alcance de todos, a 3 euros unidad. Desde sus comienzos, su terraza, considerada una de las cinco mejores de Europa, ha logrado convertir al restaurante familiar de Torrelodones en un punto de encuentro imprescindible para todo aquel que quiera estar a la última y comer bien.
El Trasgu es un caso de éxito, pero los comienzos fueron difíciles porque no se encontraba en un lugar de paso y ya había oferta variada de restaurantes de prestigio en la sierra de Madrid. Pero este emprendedor lo tenía claro. «Calidad, producto de mercado y equipo» terminaron de darle la razón; han sido las claves del éxito, según relata el propietario de El Trasgu.
Eduardo Pozueco comenzó en los años 70 en el sector de la hostelería y en 1983 inauguró su primer restaurante en Madrid, en la calle General Martínez Campos, El Yate. Pero el destino hizo que allí conociera a los propietarios de un caserón en Torrelodones, la base sobre la que se edificaría El Trasgu. Los 30 años de profesión le sirvieron de experiencia para buscar la mejor calidad, los mejores proveedores y contactos.
«Es una profesión que durante unos años estuvo desprestigiada en España. Pero hoy —relata— existen unos profesionales que aman su trabajo, que disfrutan con ello y, sobre todo, que lo transmiten al cliente», asegura este empresario, que gestiona un equipo de 25 trabajadores.
El Trasgu es un proyecto de familia. En el negocio todo queda en casa. Eduardo capitanea el equipo, ayudado por su mujer, Marisa, y sus hijas, Marta y Lara. José, su mano derecha y sus ojos, también dirige la bodega. En la cocina cuenta con la ayuda de su yerno Raúl y con Borja. «Entre los dos hacen un tándem perfecto para que los platos sean platos diez, tanto las carnes cocinadas al horno de leña de encina, los pescados que traen a diario frescos de la lonja, arroces. Y para esta época del año platos de cuchara, desde la fabada asturiana, verdinas… etc», explica.
Con una terraza elevada, desde la que el cliente puede disfrutar todas las vistas del skyline de Madrid, El Trasgu cuenta con cinco espacios en diferentes ambientes, salones privados para celebraciones, salones con chimenea para los más románticos, acuarios de medusas, incluso su propia cetárea. Ingredientes todos casados que han hecho de este restaurante un caso de triunfo empresarial.
Fuente: abc.es