Innovando desde la tradición
Vivimos en Sevilla estos días entre dos Fiestas Mayores, a caballo entre la Semana Santa y la Feria, este año si, de abril.
Ambas celebraciones constituyen un buen contexto para establecer una comparación interesante con la empresa familiar. Más la Semana Santa que la Feria, pero ambas constituyen dos Fiestas que se basan en la tradición de siglos en el primer caso y de más de siglo y medio en el segundo. Pero en ambas, la innovación está presente, siendo precisamente esta innovación la que le da vigor y permite su supervivencia en el tiempo.
Innovando la Semana Santa
De todos es conocido que la Semana Santa de Sevilla cuenta con más de cinco siglos de historia. Aparentemente se trata de una tradición del barroco que llega a nuestros días y alguien pudiera pensar de que estamos ante una tradición que se ha mantenido intacta desde aquellos tiempos hasta nuestros días. Sin embargo, aunque ciertos elementos se mantienen, en realidad nuestra Semana Santa ha experimentado innumerables cambios e innovaciones tanto en el pasado como en el presente.
La mayor renovación que ha llegado a nuestros días se produjo aproximadamente hace un siglo. A comienzos del siglo XX la Semana Santa experimentó grandes transformaciones estéticas, apareciendo las marchas procesionales que hoy conocemos, los palios con bambalinas curvas y de mallas pensadas para el movimiento, las túnicas de capa y antifaz de terciopelo, por citar algunas. Juan Manuel Rodríguez Ojeda o Font de Anta fueron visionarios de una nueva Semana Santa que ya contaba en aquellos momentos con siglos de tradición.
A lo largo del siglo pasado se han producido cambios destacables, como la proliferación de las bandas de cornetas y tambores, los hermanos costaleros, la aparición de las cofradías de vísperas, etc.
Pero en este nuevo siglo hay que destacar las innovaciones tecnológicas que no se ven pero que permiten que la Semana Santa siga siendo posible, algunas ya en pleno funcionamiento y otras aún en desarrollo. Innovaciones que permiten gestionar la dimensión actual de nuestra Semana Mayor. Incorporación de GPS en los pasos y seguimiento en tiempo real del tránsito de las cofradías, sistemas de comunicación entre diputados, monitorización física en tiempo real de los costaleros, complejas hojas de cálculo con horarios y velocidades de los pasos, etc.
Hoy día sería factible que el Diputado Mayor de Gobierno gestionara el discurrir de su cofradía desde la Casa de Hermandad; solo necesitaría una micro-cámara en la parte superior de las insignias que le permitiera ver el discurrir de cada tramo, un sistema de localización completo (GPS o similar), y un buen sistema de comunicación con sus diputados (a través de voz). Esto es una exageración a modo de ciencia-ficción, pero quien sabe… Tecnología aplicada a que la Semana Santa siga siendo igual, posible a pesar de la gran cantidad de personas que participan en ella, de un modo u otro.
Innovando la Feria de Sevilla
Algo similar sucede con la Feria. Aunque de historia menos longeva, se trata de una fiesta efímera que todos deseamos que siga siendo igual año tras año, que mantenga su esencia. Pero para que eso sea posible, los cambios y las innovaciones son necesarios. Se sigue experimentando con su duración y fechas de inicio y terminación, pero otras innovaciones están más que asentadas. El “rebujito” fue una innovación que tuvo un éxito casi inmediato y que salvó a las empresas de manzanilla de una caída de sus ventas derivada de los cambios en los hábitos de consumo de las nuevas generaciones.
En el ámbito musical, hubo momentos en que la innovación era la norma. Quizás en paralelo al resto de tendencias musicales, los años 80 vivieron un boom de propuestas rompedoras para la época: Cantores de Híspalis y Martirio fueron de los más atrevidos, pero no eran más que la punta de un gran iceberg de creatividad e innovación en el mundo de las sevillanas.
Pero, desde mi punto de vista, lo más llamativo es el caso del traje de flamenca. Se trata de un caso único en el que el traje regional de un territorio está sujeto a la moda, con tendencias, cambios continuos, pasarelas (SIMOF), y toda una industria que se mantiene muy viva gracias a su continua renovación año tras año. Se innova no sólo en diseños y colores, sino también en tejidos y materiales. Todos los años algo diferente con el objetivo de mantener la tradición.
Enseñanza para la empresa familiar
Decía que esta innovación basada en la tradición de nuestras Fiestas Mayores permitía una comparación con las empresas familiares. Es un tema que se está investigando en los últimos años: la utilización de la tradición como base para la innovación[1]. Lo saben bien las empresas del sector del vino, donde la innovación en las últimas décadas ha sido constante, siempre a partir de la tradición y precisamente apoyada sobre ella. En nuestra provincia, el caso de Inés Rosales es un exponente muy significativo de cómo innovar desde la tradición. La legítima torta de aceite sigue viva gracias a su renovación en sabores y en parte de su elaboración, manteniendo intacta su esencia. En resumen, la tradición no debe entenderse como un lastre que frena la innovación sino como una base sobre la que sustentar la innovación.
[1] De Massis, A., Frattini, F., Kotlar, P. Messeni, A. Y Wright, M. (2016): Innovation Through Tradition: Lessons From Innovative Family Businesses and Directions for Future Research, Academy of Management Perspectives Vol. 30, No. 1