El otro propietario de Mercadona del que nadie habla
Discreto por principios, en 1998 fusionó su cadena de supermercados con la de los Roig. Desde entonces es el único consejero ajeno a la familia y controla un 7% de la empresa (y del dividendo)
“Saltándonos uno de nuestros principios, que era la discreción, hemos creado estos premios (…) Hay que tratar bien a los demás si quieres que te traten bien a ti”. Es 29 de abril de este año y Rafael Gómez Gómezprotagoniza uno de los escasos actos públicos en los que se dejan ver tanto él como sus otros tres hermanos, Juan Carlos, Epifanio y Esteban. Es el día de entrega de los premios Patrocinio Gómez, denominados así en homenaje a su madre, fallecida hacía menos de un año, y dedicados a reconocer la labor asistencial y sanitaria de los profesionales del Hospital de Antequera. La cuantía no es excesiva: 2.000 euros por barba y un diploma acreditativo para las categorías de médico, enfermería, técnico auxiliar y gestor de servicios. Con traje y corbata, Rafael pronuncia un discurso de agradecimiento a los premiados y al jurado. No es excesivamente alto y se expresa de forma educada, pausada, pero su liderazgo en la familia es evidente: sus hermanos, que le acompañaban en la entrega de los galardones, se retiran del pequeño escenario cuando él se dispone a hablar a los asistentes.
La participación de los Gómez en Mercadona vale más de 1.000 millones. Su pacto con Roig contempla un reparto mínimo del 10% de beneficios en dividendos.
En esta localidad malagueña de algo más de 40.000 habitantes crearon Patrocinio (Patro, para sus conocidos de Antequera) y el patriarca Juan Manuel Gómez Serrano un negocio de distribución en los años sesenta. Almacenes Gómez Serrano pronto se convierte en una empresa próspera de la que se nutren tiendas más pequeñas, bares o restaurantes y también clientes particulares de la población. Pero en 1981 el repentino fallecimiento del fundador fuerza un cambio de timón en la empresa familiar. Rafael Gómez, el primogénito, licenciado en medicina y cirujano en el Hospital de Antequera (lo que explica esa querencia por el universo sanitario), se ve obligado a dejar de lado su profesión y coger las riendas del negocio, al que acabarían incorporándose sus tres hermanos.
Algo más de tres lustros después, en 1997, Almacenes Gómez Serrano, ya convertida en cadena Multimás, también conocidos en Andalucía como supermercados Más y Más (no confundir con la red de establecimientos del mismo nombre en la Comunidad Valenciana), cuenta ya con 102 tiendas repartidas por las provincias de Málaga, Granada, Córdoba, Sevilla y Jaén. Tiene el tamaño perfecto para cubrir las necesidades de expansión de una cadena con ganas de crecer que en esos años lidera otro joven y ambicioso empresario que se llama Juan Roig.
“Mercadona es lo que es en Andalucía (líder en el sector de la distribución) gracias, en gran parte, a la unión con Rafael Gómez Gómez”, señalan desde fuentes conocedoras de la relación entre ambas enseñas. Tras varios meses de negociaciones, en 1998 se completa un proceso de fusión. Mercadona había abierto su primera tienda andaluza en Estepona en 1992, pero la absorción de Almacenes Gómez Serrano consolida y se convierte en embrión de su presencia en el territorio. “El acuerdo al que llegaron las compañías incluía la introducción del logotipo de Mercadona en los establecimientos Gómez-Serrano y la fusión definitiva de ambas empresas”, señalan las mismas fuentes.
Ocho millones entre los consejeros
En virtud del pacto, los Gómez Gómez obtuvieron un 7% de las acciones de Mercadona y Rafael Gómez se sentó en el consejo de administración. El paquete de los hermanos Gómez puede parecer minúsculo en comparación con el dominio que ejercen los Roig, pero no es moco de pavo. El Instituto de Estudios Bursátiles estimó el año pasado de forma oficiosa en 15.000 millones el valor de Mercadona a partir de los datos recogidos en sus balances contables. Esto situaría el precio de mercado del 7% de los socios andaluces en algo más de 1.000 millones de euros.
Rafael Gómez es miembro del Instituto de la Empresa Familiar y ahora preside la nueva comisión de auditoría de Mercadona.
Rafael Gómez es el único consejero ajeno a la familia Roig. En este órgano de gobierno de la sociedad se sientan, además, Juan Roig y su mujer Hortensia Herrero, sus cuatro hijas Amparo, Juana, Hortensia y Carolina, y Fernando Roig, hermano mayor de Juan. El año pasado se repartieron unas retribuciones como consejeros de ocho millones de euros. Pero, además, los Gómez acordaron también fijar en el pacto de fusión una obligación de reparto de dividendos de un mínimo del 10% de los beneficios netos anuales, según relata el periodista Javier Alfonso en su libro ‘Historia de un éxito: Mercadona’ (Conecta).
Desde entonces, el cirujano Gómez, representante de sus hermanos en Mercadona, mantiene con Juan Roig una relación cordial y de amistad y un perfil bajo de cara al público, tanto en el mundillo de la distribución como en Andalucía, donde es complicado encontrar referencias a su persona. Muy en línea con su obsesión por la discreción. No participa en la gestión de la compañía de supermercados pero la representa en algunos foros, como es el caso del Instituto para el Desarrollo de la Especialización en la Cadena Alimentaria del Instituto San Telmo de Sevilla. Ahora, acaba de ser nombrado presidente de la comisión de auditoría de Mercadona, un órgano de gobierno corporativo de nuevo cuño para el control financiero y contable de la sociedad. También es miembro del Instituto de la Empresa Familiar. No se pierde la cita de su congreso anual y este año se ha paseado por las calles de A Coruña, donde se celebró el pasado fin de semana, junto a los Roig, Isla u Osborne.
Los Gómez canalizan sus actividades paralelas a Mercadona a través de G. S. Multimás, un grupo de empresas con intereses inmobiliarios.
El acuerdo de fusión con Mercadona no fue un mal negocio para los Gómez, que cada año reciben su dosis correspondiente de dividendos. El año pasado el beneficio neto fue de 611 millones de euros, de los que Roig anunció que 116 se repartirían entre los accionistas. Es decir, casi 8,3 millones fueron a parar al bolsillo de los cuatro hermanos. Echen la vista atrás desde 1998 y, con la salvedad de los picos y diferencias en el reparto de años anteriores, podrán hacerse una idea de la fortuna acumulada por los socios minoritarios de la mayor cadena de distribución en España por facturación.
Del ladrillo a las ‘startups’
Los cuatro hermanos perciben el dividendo de forma personal, no a través de una sociedad conjunta. Sin embargo, la familia sí tiene un pequeño imperio empresarial, principalmente bajo el paraguas de la sociedad limitada G. S. Multimás. Han desarrollado negocios en el sector inmobiliario en Andalucía o Comunidad Valenciana, tienen pequeñas participaciones en otros negocios y se han atrevido incluso a poner una patita en el capital riesgo de la mano de Luis Martín Cabiedes en uno de los fondos de Cabiedes & Partners dirigido a invertir en ‘startups’.
Pero al margen de estas incursiones, los Gómez Gómez tampoco se han complicado mucho la vida. El grueso de sus recursos sigue procediendo de su acuerdo con Mercadona. Puede que una de las fusiones más rentables de los últimos treinta años en el sector de la distribución.
Fuente: El Confidencial