Dimensión empresarial como factor de competitividad
Acaba de presentarse un nuevo estudio elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar. En este caso se trata de un estudio sobre la dimensión empresarial. El estudio pone de manifiesto algo ampliamente conocido, el reducido tamaño medio de las empresas españolas. Recordemos, que más de la mitad de las empresas no tienen un solo empleado, que el 99% son PYMEs (menos de 50 trabajadores) de las que el 95% tienen menos de 10 empleados.
El informe realiza un diagnóstico de la situación, identifica las principales barreras al crecimiento que encuentras las empresas de nuestro país y propone hasta 50 medidas por las que debería abordarse esta cuestión.
El diagnóstico es meridiano. El tamaño medio de las empresas españolas es más de un 20% inferior al de la media de la UE. Nuestras empresas tienen 4,5 trabajadores de media, por debajo de nuestros principales competidores, como Reino Unido, Francia y sobre todo Alemania, que alcanza los 11 trabajadores por empresa. Esto tiene implicaciones evidentes sobre la productividad, la volatilidad, la innovación, la internacionalización y el empleo, que el informe pone de manifiesto.
Toda la información utilizada procede de estadísticas oficiales, ya sean españolas o de fuentes internacionales como la OCDE, la Comisión Europea, Eurostat, etc. Sólo se ha acudido a una fuente de información primaria de las principales empresas familiares españolas a la hora de identificar las barreras al crecimiento. Estas barreras se han identificado a partir los más de 500 empresarios familiares que acudieron al pasado Congreso Nacional del IEF celebrado el pasado mes de octubre en A Coruña.
Seis son estas barreras:
- Calidad del capital humano. España lidera la tasa de abandono escolar de la UE y carece de un proyecto claro sobre formación profesional. En este ámbito las propuestas giran alrededor de un pacto educativo y de un proyecto de formación dual.
- Mercado laboral. El mercado laboral español es tremendamente inestable, que crea empleo en épocas de bonanza pero que destruye muchos puestos de trabajo en periodos de crisis.
- Administraciones públicas. España necesita una economía fuerte para mantener el gasto público actual, teniendo en cuenta que el déficit ronda el 100% del PIB. Las administraciones públicas pueden mejorar su eficiencia en dos ámbitos diferentes, la incorporación de las TICs y la mejora de la colaboración público-privadas.
- Marco regulatorio. España tiene una regulación muy abundante, a nivel nacional, autonómico y local, que además cambia constantemente. En este sentido el IEF propone simplificar el marco normativo y avanzar en la creación de un mercado único que facilite el crecimiento de las PYMEs.
- Sistema fiscal. La estructura impositiva española es demasiado sensible a los ciclos económicos. Los ingresos fiscales se desplomaron con la reciente crisis, mucho más que en el resto de países. Asimismo, el sistema debe estar más equilibrado entre impuestos directos, indirectos y cuotas a la seguridad social, que actúa como un impuesto al empleo y que lo desincentiva. Actualmente hay en litigio con Hacienda una cantidad equivalente a todo el déficit público español.
- Mercados financieros. Las necesidades de financiación pública y privada se relacionan de manera inversa. En España destacan dos palancas de financiación: el ahorro y el crédito bancario. Por ello, el IEF propone incentivar el ahorro así como potenciar vías de financiación alternativas a este último.
El presente documento abunda en propuestas ya conocidas, no por reiteradas pendientes de desarrollo (como la demanda de un pacto por la educación o la mejora en la lucha anti fraude). No obstante, se proponen medidas genéricas, en las que el IEF sigue trabajando y que iremos desglosando en futuros posts. Por ahora la idea clave es muy clara. La economía española necesita empresas más grandes. Un tejido productivo tan atomizado es demasiado vulnerable ante los ciclos económicos. Por esta razón se requieren medidas estructurales.