Orientación a largo plazo. El ejemplo de Mercadona
Mercadona dispuesta a renunciar a más de la mitad de sus beneficios
La pasada semana, en su presentación de resultados de 2016, Mercadona hizo algo atípico, pero que muestra muy claramente su naturaleza de empresa familiar. Juan Roig, después de anunciar unos beneficios de 636 millones de euros de beneficio neto en el pasado ejercicio, se atreve a declarar a bombo y platillo que el próximo año pretende ganar sólo unos 200 millones, es decir, una tercera parte. Los próximos dos ejercicios renuncia a ganar más de 400 millones de euros.
¿La razón? Va a invertir para mejorar a largo plazo. Unos 1200 millones de inversión cada uno de los dos próximos años, prácticamente el doble de la de 2016. Inversión que se traducirá en su expansión internacional, la venta por internet, la modernización de sus centros de venta y logística, etc.
La idea es muy simple y debería estar en el ADN de todo buen empresario: invertir ahora para ganar más en el futuro. Pero esta idea tan sencilla es hoy día un caso extraño en el mundo de la gran empresa. Una empresa cotizada, con miles de inversores exigiendo dividendos, no lo soportaría. Un anuncio de este tipo haría bajar su cotización, y con ello su imagen y su financiación, exponiéndose en una difícil situación.
Sin embargo, el anuncio de Juan Roig lejos de aparecer como una mala noticia se muestra como un ejemplo de músculo y fuerza. Preguntado a Juan Roig de por que lo hace la respuesta es rotunda: «Lo haremos porque tenemos el dinero para hacerlo». Renunciar a dividendos tiene poca importancia cuando los propietarios son fundamentalmente Juan Roig, su esposa y sus cuatro hijas, amén de algún otro accionista minoritario. Y en el consejo de administración no hay independientes que pongan en duda esta decisión. El liderazgo de Juan Roig es claro y se confía en las decisiones de quien tanto ha acertado en el pasado.
La empresa decide renunciar a dividendos a corto plazo para ganar ventaja competitiva a largo plazo. En pocas palabras, Mercadona antepone la próxima década al próximo año. Esta es una característica que predomina en las empresas familiares no cotizadas y que las grandes empresas que operan en los mercados de valores difícilmente pueden imitar (aunque quizás deberían).