Patrimonio y Empresa Familiar
«Una persona debe dejar a sus hijos lo suficiente para que hagan algo, pero no tanto como para que no hagan nada» Warren Buffet.
Cuando hablamos del patrimonio familiar nos referimos a la riqueza que la empresa familiar va generando a lo largo del tiempo gracias a su actividad y que pertenece a los miembros de la familia. Habitualmente, al hablar de patrimonio, siempre se piensa en el patrimonio financiero, la riqueza económica que la empresa familiar es capaz de generar en el tiempo. Sin embargo, actualmente el patrimonio va mucho más allá. Son dos los tipos de patrimonios que una empresa familiar genera con el tiempo:
- Patrimonio económico-financiero. Este surge por la actividad empresarial y se refleja en las sucesivas cuentas anuales de la empresa.
- Patrimonio no-económico o intangible. Recursos que se generan en la empresa para la familia y que incluyen cinco tipos de capital: humano, intelectual, organizativo, social y emocional.
Ambos tipos de capitales se complementan entre sí, de forma que los capitales que integran el patrimonio no económico actúan como protectores del capital económico-financiero de la familia. En otras palabras, cuando una empresa se encarga de promover el desarrollo del patrimonio no financiero, este último tiende a mantenerse y crecer. Sin embargo, cuando los capitales intangibles se deterioran, el riesgo de erosión del capital financiero aumenta considerablemente, poniendo en riesgo la propia supervivencia de la empresa familiar.
Cada tipo de patrimonio debe ser gestionado de manera consciente por la familia y de manera complementaria. Dedicaremos en las próximas semanas un post específico a cada uno de los patrimonios, pero hoy nos centramos en la relación entre ambos.
En este sentido, el consejo de familia ejerce un papel fundamental en la generación y preservación del patrimonio familiar. Por un lado, el consejo de familia debe establecer los valores que deben ser transmitidos a los miembros más jóvenes de las siguientes generaciones (capital humano), debe realizar actividades familiares que generen capital emocional, velará porque la empresa y la familia cuenten con las estructuras organizativas necesarias (capital organizativo), promoverá actividades de responsabilidad social que fomente el capital social de la empresa y trabajará en la formación de las futuras generaciones, garantizando la mejora del capital intelectual de los miembros de la familia que se habrán de incorporar a la empresa en el futuro.
Asimismo, el consejo de familia debe encargarse de que se cuente con las personas adecuadas para una adecuada gestión del patrimonio financiero de la familia, ya sea a través de asesores cualificados, mediante la creación de una family office, si el tamaño lo permite, o una multifamily office, que permita compartir esta gestión con otras familias empresarias, o mediante otros medios.
En futuros post profundizaremos en algunos de los conceptos aquí mencionados. Mientras, puede hacerlo usted mismo en el capítulo 11 del manual titulado “La empresa familiar: análisis estratégico”, elaborado por Julio Pindado, catedrático de la Universidad de Salamanca, donde encontrará una síntesis muy amena y precisa sobre este tema.
Fuente: Pindado, J. (2017): El patrimonio de la empresa familiar. En “La empresa familiar: Análisis estratégico”, Ed. Deusto, p. 370.