Politica de dividendos empresa familiar
21
Abr

Política de dividendos en la empresa familiar

Uno de los aspectos que pueden convertirse en una fuente de conflictos en las empresas familiares es la política de dividendos, esto es, como repartir los beneficios anuales entre dividendos o reservas.

 Lo primero que hay que advertir sobre este tema es que no existe una “mejor opción”, sino que las decisiones dependerán de las circunstancias y de los objetivos particulares de los diferentes agentes que participan en la empresa familiar.

El reparto de beneficios entre los socios tendría, en primer lugar, una elevada carga fiscal, en la medida en que existe una doble imposición (beneficios empresariales por un lado, a través del Impuesto sobre Sociedades y retribución del capital mobiliario por otro en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas). No obstante, cumpliendo ciertos requisitos es posible aplicar una deducción por doble imposición doble imposición interna (artículo 30 del Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades).

En ocasiones, las empresas familiares tratan de evitar esta doble imposición a través de incrementar los salarios de los miembros de la familia que trabajan en la empresa. Esto sin embargo provoca diferentes distorsiones graves en la empresa que deben evitarse.

Por un lado, los beneficios empresariales quedan enmascarados. No olvidemos que la contabilidad empresarial tiene un fin más allá de servir como instrumento de cálculo para el cálculo del impuesto de sociedades. Debe servir para proporcionar información interna y externa (por ejemplo, a posibles financiadores). Por otro, pagar un salario a los directivos familiares por encima del que corresponde a ese puesto en el mercado, provoca agravios comparativos con el resto de directivos no familiares que pueden desembocar en desmotivación.

Otro conflicto potencial en este tema es el que se da entre los miembros de la familia que trabajan en la empresa y los que no. Estos últimos no tienen otra vía de obtener ingresos de la empresa que no sean los dividendos. Por ello, estos tienden a demandar elevados dividendos. Sin embargo, un reparto generoso de dividendos supone una descapitalización de la empresa y encarecer o dificultar su financiación externa.

Más allá del mix de reparto que se adopte (entre salarios, reservas y dividendos), lo realmente importante es establecer mecanismos que eviten los conflictos familiares por este tema. Para ello, la inclusión de clausulas claras al respecto en el protocolo es de gran utilidad. Estas clausulas deben tener en cuenta las diferentes necesidades familiares (los miembros de la familia necesitan recursos para vivir adecuadamente) y empresariales (la compañía necesita recursos para crecer y financiar sus actividades).

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