¿Vender la empresa familiar?
16
Nov

¿Vender la empresa familiar?

Una de las cuestiones que se aparece en la mente de muchos empresarios familiares es si deberían vender su empresa antes que traspasarla a sus hijos e hijas.

Esta pregunta puede derivarse en varias situaciones y, junto con la profesionalización del negocio, puede constituir una buena decisión, fundamentalmente en dos situaciones:

En primer lugar, cuando el empresario percibe que ninguno de sus herederos está preparado para asumir el liderazgo de la empresa con garantías de éxito, aunque existan descendientes que estarían dispuestos a hacerlo.

En este caso, puede ser preferible la venta a admitir y transmitir que no se confía en las capacidades de sus hijos e hijas. Se trata de evitar el conflicto que se generaría cuando se plantease la discusión acerca de quien debe suceder al empresario y qué roles deben desempeñar cada uno de los potenciales sucesores.

Igualmente, la venta permite, por un lado, evitar presenciar la toma de decisiones poco acertadas por parte de sus hijos y un posible declive en la empresa, su obra, que tanto esfuerzo le ha costado crear. Por otro, se trata de proteger el patrimonio de los hijos, haciendo caja cuando el negocio aun es capaz de generar valor y beneficios.

En segundo lugar, puede ser preferible vender el negocio cuando ya existe un conflicto entre los miembros de la familia.

Este conflicto puede ser protagonizado por diferentes actores o contendientes: entre el antecesor y los potenciales sucesores, entre los propios sucesores (generalmente hermanos y hermanas o miembros de diferentes ramas familiares), entre los familiares activos y pasivos, entre los familiares implicados en el negocio y los profesionales no familiares (directivos, consejeros y trabajadores), etc.

Ante esta situación, la venta puede ser una buena alternativa siempre y cuando no se realice demasiado tarde. Por un lado, la venta del negocio contribuye a evitar conflictos familiares si no se espera demasiado tiempo, tanto, que el conflicto entre hermanos, padres, primos, etc., sea ya irreversible.

Y por otro, la venta debería realizarse antes de que el conflicto familiar traspase las paredes de la propia empresa y familia. La existencia de este tipo de conflictos supone un factor relevante a la hora de establecer el valor del negocio, evidentemente, a la baja.

El objetivo general de las empresas familiar es la transmisión intergeneracional y el mantenimiento de la empresa a largo plazo en manos de la familia. Sin embargo, este deseo no siempre es posible o recomendable. En ocasiones, más vale vender que destruir el legado familiar.

 

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