Juana Roig impulsará las compras por internet de Mercadona
7
Mar

La hija del presidente de Mercadona trasladará a internet el modelo que comenzó a crear su padre a su misma edad

Juan y Juana Roig, caminos paralelos. La hija del presidente de Mercadona asume el reto de trasladar a internet el modelo que comenzó a crear su padre a su misma edad.

La estrategia del comercio electrónico de Mercadona para las próximas décadas se gestará en una céntrica oficina de Valencia, la ciudad en la que arrancó la andadura de la empresa líder del comercio en España. Juana Roig, la benjamina de las cuatro hijas del presidente de Mercadona, ha asumido el reto de hacer rentable la venta «online» de la compañía. Para ello cuenta con un año por delante. En 2018, el presidente de la firma espera disponer de una herramienta «distinta y sorprendente» que la empresa guarda con celo. De momento no han trascendido detalles. La orden es clara: máxima discreción para no dar ventaja a los competidores. La cautela se extiende a Juana Roig, que ha declinado conceder entrevistas. Como su padre, no es amiga de los focos.

La pequeña de las hijas del presidente de Mercadona, que estos días anda enfrascada en la mudanza al despacho que será su «laboratorio de ideas» junto a los veinte miembros del equipo que le acompañará inicialmente, encabeza una tarea especialmente complicada. La venta por internet apenas representa un 1% de la facturación de Mercadona, que pierde 30 millones al año en esta unidad de negocio. Juan Roig no se anduvo por las ramas cuando este jueves calificó de «mierda» la página web de su empresa: «Lo dicen los clientes y lo digo yo». Sin embargo, mostró su confianza en que el equipo que lidera su hija menor logre hacerla rentable.

Juana Roig asume el reto a los 32 años. La misma edad con la que contaba su padre cuando se incorporó a la dirección de la compañía. Sus trayectorias académicas también son similares. El padre se licenció en Económicas y la hija hizo lo propio en Administración y Dirección de Empresas por Esade. Antes había estudiado en el Caxton College, uno de los colegios de mayor prestigio de la provincia de Valencia situado en Puzol, muy cerca de la sede central de Mercadona. El camino, pues, se lo sabe de memoria.

Sin embargo, el presidente rechaza favoritismos y comparaciones. Tiene tres hijas más (Carolina, Hortensia y Amparo). Todas ellas han trabajado o todavía lo hacen de forma directa o indirecta en Mercadona o en iniciativas impulsadas por Juan Roig.

De entre las cuatro hijas y los 79.000 empleados de la compañía saldrá su sucesor, aunque Juan Roig, que el próximo mes de octubre cumplirá 68 años, se declara «en plena forma» y no piensa en la jubilación. Con todo, se ha afanado a la hora de disipar dudas respecto a su sucesión: «Cuando me muera, ya está previsto lo que hay que hacer».

Juana Roig, casada con el cirujano cardiovascular Eduardo Otero, a quien conoció en la facultad, y con una hija que no llega a un año de edad, comparte con su padre la afición al deporte (es corredora de carreras populares) y con madre la pasión por la danza (practicó ballet durante años y cursó estudios en el Conservatorio de Valencia). Tras terminar sus estudios universitarios se fogueó en firmas como Inditex y Mango, antes de recalar en Mercadona como gerente de compras de bodegas. Posteriomente, entre 2014 y 2016 abrió un paréntesis en su trayectoria profesional y entró en el accionariado de la joyería Vicente García, donde llevó el departamento de internacionalización.

Hace justo un año salió del capital de la firma y se centró de nuevo en su actividad en Mercadona, donde es miembro del consejo de administración y de la comisión de auditoría. En enero, como una suerte de regalo de Reyes, la empresa le encomendó la misión de trasladar a internet el modelo de éxito que ha permitido a Mercadona liderar el sector del comercio minorista en España.

Juana Roig recorre desde entonces todos los días el camino que separa su casa frente al Jardín del Turia de la oficina en la que se cocerá la «revolución» tecnológica de Mercadona tres décadas después de que su padre comenzara a transformar una empresa con ocho ultramarinos de barrio en un gigante de la distribución.

 

Fuente: Alberto Caparrós – ABC

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