El ‘milagro’ de Hoteles Santos: 8 hermanos (propietarios y directivos) y no venden
El grupo madrileño, uno de los más desconocidos del sector turístico español, cuenta con 12 hoteles. No acepta socios y acaba de inaugurar el Gran Hotel Miramar de Málaga.
Sus edades oscilan entre los 47 y 62 años. Ocho hermanos, todos casados. Cinco mujeres (Ana Isabel, Rosario, María José, María Jesús y Gemma) y tres hombres (José Luis, Arturo y Pablo). En total tienen 23 hijos y cuatro nietos. Son los Santos, una de las familias hoteleras más desconocidas del sector turístico español. Lo ocho decidieron que fuera José Luis Santos Tejedor, de 57 años, el capitán del barco. Es el presidente y CEO. «Me tocó a mí, pero podría haberle tocado a cualquiera», señala a El Confidencial.
Este grupo, con 12 establecimientos en España, una cifra de negocios en 2016 de 82,9 millones de euros y 8,51 millones de resultado de explotación (datos de 2015), inauguró a finales del pasado año el Gran Hotel Miramar de Málaga, el primer hotel cinco estrellas gran lujo de la ciudad andaluza. Esta es una de las perlas de la cadena que empezó en 1954 con la promoción inmobiliaria en Vallecas. En 1970 arrancó el negocio del alojamiento turístico con el Hotel Praga en Madrid.
El padre de José Luis falleció en 1973 y desde ese momento él y sus siete hermanos se transformaron en dueños de una compañía que cuenta con algunas particularidades si se compara con otras cadenas hoteleras españolas: no aceptan socios, no han vendido ningún activo (ni se lo plantean) y todos sus hoteles son en propiedad. Ninguno en gestión o alquiler o cualquier otra fórmula. Cuentan con una plantilla de 800 personas.
El resto de la familia Santos prefiere el anonimato. Cuanto más lejos posible de los focos mejor. Rosario Santos es la consejera delegada (idéntico cargo que su hermano José Luis) y Ana Isabel Santos es la secretaria del consejo. Pablo Santos, consejero delegado de Promor, la división inmobiliaria del grupo, es más conocido, sobre todo en el papel ‘couché’ al ser marido de Esther Alcocer Koplowitz. Los hermanos cuentan cada uno entre el 8,5% y el 9,8% de la compañía. El resto del accionariado lo controla la ‘pata’ inmobiliaria del grupo: Promociones Urbanas, con el 20,4%.
Casi todos trabajan en las oficinas centrales, situadas en el número 8 de la calle Juan Bravo de Madrid, junto al edificio de la Asociación de la Prensa, en el corazón del barrio de Salamanca. ¿A qué se dedican? «Recursos Humanos, compras, departamento financiero, gestión del suelo y dirección de algún hotel. Todos tienen su hueco en la empresa y lo importante es que trabajamos a gusto entre nosotros».
La tercera generación
En la crisis económica han sufrido, admite el presidente, y han tenido que hipotecar hoteles. «Ofertas de compra de la cadena siempre hay», admite, tras reconocer que los planes no pasan por una vinculación familiar. El relevo directivo con la tercera generación no está asegurado. José Luis Santos recuerda que en España el 90% de las empresas cierran cuando ‘pide la vez’ la tercera generación. Por este motivo, la familia ha decidido que no existan repartos accionariales.
Se trataría de profesionalizar la empresa. «Seamos nosotros o no los que estemos, es fundamental que los equipos directivos sean profesionales. Lo que sería una pena es repartir o malvender», explica el primer directivo de Hoteles Santos, tras recordar que el director de Recursos Humanos lleva 54 años trabajando con ellos y que varios empleados llevan cuatro décadas en el grupo.
Los hermanos se suelen reunir a las 11 de la mañana en la sala de juntas de Juan Bravo para tomar un café. También comparten una parte de las vacaciones de verano entre maridos, mujeres, cuñados, cuñadas, sobrinos y primos. En Marbella tienen un apartamento (cero lujo, sin ascensor, situado en una planta alta) donde la familia se reúne en verano. «Mi hobby es esquiar, navegar y pasear. Me gusta hacer el Camino de Santiago», dice el presidente de la compañía, que cita de carrerilla su portfolio de hoteles.
Habla de todos los establecimientos como si fueran hijos, pero también es verdad que de unos habla más que de otros. Es el caso del Santemar, en Santander, de 350 habitaciones, el mayor hotel de la cornisa cantábrica, que data de 1981; el Hotel Nixe Palace de Cala Major, en la avenida Joan Miró de Palma, el primer cinco estrellas de la cadena adquirido en 1995 y cuya historia se remonta a 1957. Antes, en 1991, compraron el Hotel Saray de Granada.
En 2006 abrieron el hotel balneario de Las Arenas en Valencia. «Es nuestro buque insignia». Tiene 257 habitaciones, se incorporó a la cadena tras una subasta, y fue el primer ‘Leading hotels of World’ que consiguieron. El segundo fue el Miramar de Málaga, que logró este prestigioso reconocimiento incluso antes de que abriera sus puertas al público.
También en 2006 se inauguró el Hotel Nelva de Murcia. Dos años después llegó el Hotel Val de Neu en la estación de esquí de Baqueira. Del mismo año es el Maydrit, el tercero en la capital tras el Praga y el Agumar. El Hotel Diagonal Zaragoza y el Hotel Porta Fira de Barcelona son las últimas adquisiciones antes del establecimiento malagueño. El Porta Fira, Premio Emporis al Mejor Rascacielos de 2010, tiene 113 metros de altura. Su diseño es del arquitecto japonés Toyo Ito.
El grupo invirtió 65 millones de euros en la compra del inmueble y la reforma del Miramar. El hotel ha supuesto un revulsivo ante la sequía de hoteles cinco estrellas. Por este motivo, Málaga perdió 70.000 estancias en 2015. La apertura del Gran Hotel Miramar a finales de 2016, inaugurado hace 90 años, y el rascacielos del puerto situarán a la ciudad andaluza en el segmento turístico del lujo.
Fuente: El Confidencial