Problemas empresas familiares
8
May

¿Qué pasa con la empresa familiar?

Los expertos destacan la coincidencia de «apetito inversor» y necesidades de crecimiento de las compañías.

«Nosotros hicimos los deberes en el tránsito de la segunda a la tercera generación (de hijos a nietos) y dimos el paso de salir a bolsa«, explica Ignasi Biosca, consejero delegado de la farmacéutica Reig Jofre, en la que la familia de la que es representante controla el 73% del capital.

Y  en este punto puede radicar uno de los posibles frenos a problemas futuros en las empresas familiares. Tras absorber a la antigua Natraceutica, Reig Jofre inició su actividad en la bolsa, en la que ya cotizaba la compañía adquirida. Eso dio «tranquilidad al proyecto y más garantías de que podría avanzar con los años», agrega Biosca. Y además permitió separar familia y negocio». Esto no simepre sucede.

En las últimas semanas se han producidos ventas o entradas de terceros y fondos en el capital de grandes empresas familiares catalanas, como Pronovias (Alberto Paltchi vendió el 90% a BC Partners); Cirsa (Blackstone se ha hecho con el 100% del grupo, con la excepción del negocio en Argentina; Freixenet (la alemana Henkell compró el 50,7%) o Codorniu, que busca socio para dar liquidez a accionistas minoritarios.

Los deberes en la crisis

Y habrá más porque hay mucho «apetito inversor»liquidez en busca de una rentabilidad que no da la renta fija y compañías que buscan recursos para crecer o con accionistas que quieren hacer caja. Son empresas que han ganado valor tras hacer los deberes durante la crisis, explica David Ramírez, socio de PwC Legal y Fiscal. De todos modos, todo dependerá de los precios, que se pueden llegar a disparar y de hecho, ya ha habido procesos de venta que se han quedado desiertos.

Por su parte, Fernando Serrate, socio responsable de KPMG en Catalunya, afirma que «el momento es proclive a las operaciones corporativas, gracias al atractivo de muchas empresas para los inversores, la amplia liquidez existente en el mercado y unas condiciones de financiación ventajosas, con unos tipos de interés en mínimos históricos«.

A su vez, «las empresas familiares se enfrentan a retos que pasan por la profesionalización, la internacionalización, la mejora de la rentabilidad y la transformación de sus modelos de negocio en un entorno marcado por la disrupción tecnológica«. Es una combinación que hace que «todo cuadre», agrega el representante de PwC. En el último barómetro de la empresa familiar que elabora KPMG, el 6% se planteaban vender a terceros en un plazo de 12 meses. No es algo tan raro.

Accionistas minoritarios

Todo ello se compagina además con un cambio de la ley de sociedades de capital en enero del 2017, que a través del artículo 348 bis permite a los accionistas minoritarios el derecho de separación cuando no se aprueba el reparto de beneficios en las sociedades no cotizadas.

En todo caso, cada empresa es un mundo. En Cirsa, donde se mantiene al equipo directivo presidido por Joaquim Agut, el objetivo de Manuel Lao es permitir que la compañía «crezca más rápido», con adquisiciones si es necesario, ha admitido su nuevo dueño, el fondo Blackstone. El objetivo es «crecimiento y continuidad», afirman fuentes próximas a la empresa.

En el caso de Freixenet, en la que inicialmente las acciones representadas por el presidente de honor, Josep Ferrer –y su familia más directa– y las del presidente, Josep Lluís Bonet, no se han vendido, el resto de familiares empujaron a vender al grupo Henkell.

En este caso, y probablemente también en el de la numerosa familia Raventós, de Codorniu, existe un problema de «no haber sido capaces de obtener una rentabilidad adecuada», según fuentes del sector. De todas formas no han llegado a una batalla como la que se libra en la cúpula de El Corte Inglés, entre el presidente, Dimas Gimeno; y sus primas Marta y Cristina Álvarez, en este caso por hacerse con el control del grupo.

Socios comprometidos

En todo caso, si unos accionistas están o no más o menos comprometidos y solo quieren unos dividendos cuantiosos o priorizan la continuidad de la empresa, «esta es una división que la ley no puede hacer», explica el profesor de la cátedra de empresa familiar del IESEJosep Tàpies. A su juicio, existen dos premisas esenciales: que «el negocio esté muy bien definido» y tener accionistas comprometidos. «Tienen que estar en el accionariado, no hace falta que estén más allá del consejo de administración, con una buena remuneración de sus títulos y si no, la aternativa es la bolsa».

En todo caso, explica Tàpies, la cuestión es que el accionista sepa que, si quiere, puede vender, y tener capital en bolsa es una buena referencia. En este sentido cuenta la anécdota de una gran compañía familiar que se vio empujada a salir a bolsa por muchos de sus accionista y, una vez en el ‘parquet’, ninguno de ellos vendió».

Por su parte, Ignacio Mur, profesor de dirección general y estrategia de Esade, recuerda que los problemas se complican más allá de la tercera generación, sea porque no se ha planificado bien la sucesión o porque la bolsa se ve como la salida «más razonable». La situación de interese en mínimos facilita la financiación, hace atractivas las empresas sólidas y, a su vez, sube su valor, agrega Mur.

 Fuente: ElPeriódico

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