Empatía en voluntarios/as (2)

En este apartado vamos a hablar de una de las variables mejor conocidas dentro de la Psicología: la empatía. A continuación hablaremos sobre este término y sus implicaciones para las personas voluntarias, combinando tanto lo que sabemos por la literatura científica como por nuestra propia experiencia. Si has completado la evaluación, habrás recibido una valoración personal en tu correo electrónico; si no lo has hecho, puedes seguir leyendo o visitar la página anterior para completar el cuestionario

Qué es la empatía 

La empatía suele definirse como la capacidad de entender lo que otros sienten o piensan. A pesar de ser una definición muy corta, los sistemas que permiten la empatía son muy complejos, siendo recomendable hablar de “empatías” o circuitos diferenciados. 

En nuestro estudio con protectoras incluimos parte de una herramienta denominada Brief Interpersonal Reactivity Index (instrumento abreviado de reactividad interpersonal; Ingoglia et al., 2016), centrada en medir dos aspectos de la empatía: 

  • Preocupación empática: nivel de preocupación por lo que otras personas pueden experimentar. Por ejemplo, cuando pasas un mal rato al ver que otros están en problemas. 
  • Estrés interpersonal: malestar en situaciones interpersonales: por ejemplo, cuando los demás dependen de ti para solucionar un problema. 

Aunque el B-IRI está diseñado para analizar la experiencia en la interacción con otras personas, ha sido utilizado con frecuencia para hablar de la interacción humano-animal, por lo que disponemos de varios estudios realizados en distintos puntos del mundo dedicados a analizar su importancia para el bienestar. En especial, las dos escalas descritas (preocupación empática y estrés interpersonal) han demostrado tener un papel relevante en el bienestar del personal voluntario. 

Por qué importa la empatía 

En primer lugar, es importante reiterar -al igual que hemos hecho en otros sitios de esta web- que las puntuaciones obtenidas en el cuestionario no buscan señalar nada patológico, raro o extremo, sino ayudar a las personas voluntarias a tener más información sobre sus características para poder tomar mejores decisiones al trabajar con animales. 

En nuestra investigación, encontramos que las personas voluntarias con mayores niveles de estrés interpersonal fueron más propensas a presentar fatiga por compasión y mayor sintomatología general. Además, su satisfacción tendió a ser menor. Esto puede ser explicado de un modo sencillo: dado que la labor de protección puede enfrentarte con situaciones muy tensas, es importante que el voluntariado disponga de redes con las que compartir las decisiones complicadas. Si un voluntario/a obtiene una puntuación alta en esta escala, debe prestar especial atención a su nivel de preocupación y estrés, manteniéndose en comunicación con sus compañeras de entidad para compartir las decisiones y rotando periódicamente entre roles de mayor y menor exigencia emocional. 

Por otra parte, los niveles más altos de preocupación empática se asociaron a mayor probabilidad de presentar estrés traumático secundario; o, lo que es lo mismo, a presentar problemas para conciliar el sueño, preocupaciones recurrentes incluso en el tiempo libre, etc.  

Estos resultados invitan a prestar especial atención a los niveles de empatía del personal voluntario. Presentar niveles altos no supone ningún impedimento para participar de una entidad protectora, pero sí anima a mantener la atención sobre el nivel de fatiga emocional del voluntario y a establecer un plan de cuidado al comienzo de la experiencia, a fin de disponer de un protocolo de seguimiento que nos ayude a tomar decisiones saludables. 

REFERENCIAS

  • ​Ingoglia, S., Lo Coco, A., & Albiero, P. (2016). Development of a Brief Form of the Interpersonal Reactivity Index (B–IRI). Journal of Personality Assessment, 98(5), 461–471. https://doi.org/10.1080/00223891.2016.1149858