* Gracias a la espectrometría de masas con aceleradores, AMS, podemos conocer la concentración de isótopos radiactivos que estuvieron presentes en el pasado y que ahora no son detectables.
* Los isótopos de interés en este estudio han sido el yodo-131 y el yodo-129.
Durante el accidente nuclear de Fukushima, una gran cantidad de elementos radiactivos fueron emitidos a la atmósfera, siendo detectados algunos días después en lugares tan alejados de Japón como Sevilla.
El periodo de semidesintegración es el tiempo necesario para que se desintegren la mitad de los núcleos de una muestra inicial de un radioisótopo.
En concreto, para estos dos isótopos del yodo son de 8 días (131I) y casi 16 millones de años (129I).
A pesar de que la "vida" del yodo-131 es mucho menor que la del yodo-129, el primero presenta una elevada toxicidad, de ahí que sea de gran interés su estudio tras accidentes nucleares, pero debido también a esta "corta vida", una vez ha transcurrido cierto tiempo, ya no se puede evaluar el impacto de este isótopo puesto que ya no es detectable.
De este hecho se ha partido para desarrollar este estudio, ya que conociendo la cantidad de yodo-129 se detecta en una zona podemos conocer la cantidad de yodo-131 que llegó a ese punto aun habiendo pasado mucho tiempo, dada la "larga vida" del yodo-129. Es decir se pretende ver si es posible reconstruir la señal del yodo-131 a partir de la del yodo-129. La ventaja es que el análisis del yodo-129 se puede hacer pasado mucho tiempo después del accidente dado que su semivida es muy larga.
En este trabajo se han comparado, concretamente, la cantidad de yodo-129 y yodo-131 presente en muestras atmosféricas tomadas en Sevilla durante los meses de marzo y abril de 2011, cuando la nube radiactiva llegó desde Fukushima a España.
Para ello se realizaron medidas de la cantidad de yodo-129 en filtros de alto volumen (para partículas), de carbón activado (para yodo gaseoso) y en agua de lluvia durante los días previos y posteriores al accidente de Fukushima. El yodo-131 ya se midió en su momento en estas muestras, obteniéndose valores medibles, cosa que se debió evidentemente al accidente. Normalmente los valores no detectables. Hoy en día ya no es posible detectar el yodo-131 en estas muestras por su corta semivida.
En general, la comparación de los niveles de 129I detectados en las muestras con los presentes en la literatura muestra que la cantidad de 129I en Sevilla justo después del accidente de Fukushima no era especialmente alto. Estos valores son claramente inferiores a esas mediciones realizadas en las zonas afectadas directamente por los accidentes nucleares o de combustible nuclear plantas de reprocesamiento. Además, cuando se comparan con la zona Central y Norte de Europa, las concentraciones de 129I en Sevilla son típicamente similares o inferiores. Incluso los niveles de 129I que se encuentran en filtros de aerosol después de la accidente de Fukushima son similares a los medidos en el mismo lugar en 2001 y 2002.
Por tanto, se puede concluir que es posible afirmar que el impacto del accidente de Fukushima en Sevilla no fue de relevancia en comparación con los valores de fondo detectados en esta ciudad.
La primera detección de 131I después del accidente de Fukushima en España estaba en filtros de alto volumen recogidos en Sevilla durante el período 14-21 de marzo seguido de Cáceres y Barcelona.
Las conclusiones que se puede extraer de este trabajo son:
- La señal de yodo-129 es detectable en todas las muestras y es perfectamente congruente con la del yodo-131, lo cual permitiría a priori reconstruir su señal a partir de la de yodo-129.
- La presencia de yodo-129 en la atmosfera en condiciones normales es mayor que los niveles alcanzados por Fukushima en Sevilla. Esto se debe a las emisiones de Sellafield y La Hague. Pero las condiciones meteorológicas de aquellos días hicieron que los vientos predominantes provinieran del Atlántico (de donde vino la señal de Fukushima), y no del norte, de donde vendrían las emisiones de las plantas de reprocesamiento.
- La Espectrometría de Masas con Aceleradores (AMS) es una técnica extremadamente sensible que permite realizar estudios de radioactividad ambiental incluso pasados muchos años después del impacto de las actividades nucleares.
Referencia bibliográfica:
Estimating the impact from Fukushima in Southern Spain by 131I and Accelerator Mass Spectrometry detection of 129I
J.M. Gómez-Guzmán, J.M. López-Gutiérrez, R. García-Tenorio, L. Agulló, J.I. Peruchena, G. Manjón, M. García-León
Journal of Environmental Radioactivity, 1-9 (2016)